Miércoles, 13 de diciembre de 2017.
En la introducción de la sesión la directora de la Icaen, Assumpta Farrán, se refirió al compromisos de Kyoto (1997) y de París (2015) señalando el tiempo transcurrido entre los objetivos de un proyecto de ahorro energético global y las directivas europeas (2007) que tienen que afectar en 2020 a todos los estados miembros (20+20+20). Se acerca, pues, la fecha importante prevista por dentro de tres años y todavía muchos países no han acabado de hacer las trasposiciones necesarias a sus respectivos corpus legislativos.
Hizo mención también a la liberalización del sector energético, de momento con resultados más bien escasos, pero que favorecerán la competitividad. Precisó que “de momento han cambiado muy poco las cosas y que los costes no han bajado, pero que actualmente el 40% de la energía hoy ya proviene de las renovables, cuando los acuerdo de París señalaban el 35% por este año”.
Explicó también que en países como Bélgica, Holanda, Gran Bretaña, Alemania, y otros, es habitual que las familias “fabriquen” su propia energía (aproximadamente 1 Kw), y que el sobrante puede ser transaccionado. “El camino es este y el mismo pasará aquí. Estos cambios vendrán de la mano de la digitalización y de la descentralización, intermediado una nueva política energética más próxima al ciudadano, que está llamado a ser el centro del nuevo modelo energético. El futuro no se hace mirando atrás”, cerró su intervención.
Estas explicaciones vinieron como respuesta de lo que señaló el Presidente del APCE, Lluís Marsà, en la presentación. Que bajo el impulso de la Unión Europea, en la actualidad la demanda de una construcción más sostenible ha pasado de ser una cuestión de elección personal a estar regulada con el fin de implementar medidas que mejoren el comportamiento medioambiental de infraestructuras y edificios que detalló la Ley 16/2017, del cambio climático, que especifica que las solicitudes de licencia de edificios nuevos y de edificios existentes sometidos a una gran rehabilitación tienen que incluir un diseño que cumpla los requisitos correspondientes en un edificio de consumo de energía casi nulo a partir del 1 de enero de 2020 si son de titularidad privada y a partir del 1 de enero de 2018 si son de titularidad pública y que en un plazo máximo de 6 meses la Administración tiene que establecer los requisitos que tienen que cumplir los edificios por ser considerados de consumo energético casi nulo.
Esta definición preocupa especialmente al sector, pues podría implicar el hecho de asumir unos estándares de edificación superiores incluso a los actuales, que desde la aplicación del Código Técnico de la Edificación ya son bastante elevados. De todas formas lo cierto es que el Tribunal Constitucional ha admitido a trámite un recurso de inconstitucionalidad promovido contra 26 artículos además de 4 disposiciones adicionales y 3 disposiciones finales de esta ley, con la conclusión que de momento quedan en suspensión cautelar la vigencia y la aplicación de los preceptos impugnados.
En la parte técnica de la sesión participaron la Sra. Ainhoa Mata, Director de Unidad de Edificios del Icaen, el Sr. José Manuel Domínguez, Responsable de Prescripción de Gas Natural Distribución y el Sr. Josep Solé, Director Técnico de URSA.
La Sra. Mata habló de la rehabilitación energética de los edificios y del concepto de edificio de consumo casi cero de cara a una disminución de la demanda y de la dependencia energética, donde actualmente el 40% de todo el consumo energético en los países de la UE proviene de los edificios. Señaló las ventajas sociales que supone: mejora del confort térmico y acústico y mejora de la salud de los usuarios, y también los económicos: ahorro económico en el gasto energético, revalorización de los inmuebles y la generación de puestos de trabajo en la construcción.
Por su parte, el Sr. José Manuel Domínguez, detalló la legislación española en relación al consumo casi nulo de los edificios de acuerdo con el que explicita el CTE e hizo particular mención a cuáles son las condiciones que demandan los usuarios: economía, fiabilidad y pulcritud. En el apartado económico, que hay que disponer de un coste energético optimizado; en fiabilidad que la tecnología empleada tiene que ser madura y probada y en cuando a la pulcritud quiere una reducción de CO2 que respete la calidad del aire.
Por último, el Sr. Solé, detalló, a partir de la experiencia acumulada por su empresa, las soluciones constructivas adaptadas, indicando que el que hay que minimizar es la demanda energética y que este concepto no se tendría que aplicar únicamente a obras nuevas sino también a las rehabilitaciones de edificios.